domingo, 13 de mayo de 2012

LA GRANDEZA DE LOS SANTOS

Los santos son amigos de Dios, que han pasado por el mundo haciendo el bien, llevando una vida normal como los demás, sin embargo han procurado la práctica de las virtudes. Hablar de los santos es hablar de la vida de Cristo, puesto que han vivido en este mundo como Cristo, haciendo el bien y buscando la salvación de los hombres.
En estos días de mayo celebramos la fiesta de san Isidro Labrador, un hombre ejemplar por su entrega y amor a Dios. San Isidro es el patrono de los agricultores por su ejemplo de trabajo en la agricultura, por amar y santificar el trabajo diario.  
Al hablar de las virtudes del santo basta decir, que sus padres pobres y humildes, no le enseñaron grandes dotes por su pobreza sin embargo le enseñaron a tener temor a ofender a Dios y gran amor a la caridad hacia el prójimo y un enorme aprecio por la oración, por la santa Misa y la comunión. Isidro se levantaba muy de madrugada y nunca empezaba su día de trabajo sin haber asistido antes a la santa Misa.
Lo que ganaba como jornalero, Isidro lo distribuía en tres partes: una para el templo, otra para los pobres y otra para su familia.
En el año 1130 sintiendo que se iva a morir hizo humilde confesión de sus pecados y recomendando a sus familiares y amigos que tuvieran mucho amor a Dios y mucha caridad con el prójimo, murió santamente.
El Papa Gregorio XV lo caninizó en el año 1622 junto a santa Teresa, san Ignacio, san Francisco Javier y san Felipe Neri. 
Que la vida de los santos como san Isidro nos mueva a todos a buscar la santidad en las cosas ordinarias, sabiendo que solo cuando aprendemos a hacer con amor y alegría el trabajo diario podemos encontrarnos con Cristo y a su vez ayudamos con ello a la salvación de los hombres

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