jueves, 10 de noviembre de 2016

SI LO QUE VAS A DECIR NO ES SIERTO, NI BUENO, NI ÚTIL, NO LO DIGAS, MEJOR OLVÍDALO

Un día, alguien fue a visitar a Sócrates, y le dijo:
Escucha Sócrates, es necesario que te cuente como se ha comportado tu amigo.
!Deténte¡ Interrumpió el sabio. ¿Has pasado lo que debes decirme por los tres tamices?.
¿Tres tamices?. Preguntó el otro, lleno de asombro.
Sí amigo mío, tres tamices.
Examinemos si lo que has de decirme puede pasar por los tres tamices:
El primero es aquel de la VERDAD: ¿Has verificado si todo aquello que quieres contarme ES CIERTO?
No, yo lo he escuchado contar y...
Bien, bien. Pero seguramente tú lo has hecho pasar por el segundo tamiz, el de la BONDAD. Aquello que quieres contarme, si no es totalmente cierto, ¿Es al menos ALGO BUENO?
Dudando, el otro respondió:
No, no es algo buen, al contrario...
!Hum¡, Suspiró el sabio; intentemos servirnos del tercer tamiz, y analicemos si es ÚTIL decirme lo que tienes ganas de contarme...
¿ÚTIL? No precisamente...
!bueno¡, dijo Sócrates, sonriendo, SI AQUELLO QUE TIENES QUE DECIRME NO ES NI CIERTO, NI BUENO, NI ÚTIL, YO PREFIERO NO SABERLO. Y EN CUANTO A TI, TE ACONSEJO OLVIDARLO.
Cuantos hay en estos tiempos que se dedican a arrastrar a los demás, denigrándoles y pisoteando su dignidad sin examinar la propia vida y ver hasta donde andamos. Quizá hace falta tener conocernos mejor a nosotros mismo para ver nuestros defectos y procurar vive la vida con dignidad, y dejemos que los demás sean felices.    

domingo, 7 de septiembre de 2014

LA MATERNIDAD DE LA IGLESIA, CONTINUIDAD DE LA MATERNIDAD DE MARÍA

Uno no se convierte en cristiano por sí mismo, con sus propias fuerzas, de forma autónoma o en un laboratorio, sino que se genera y crece en la fe dentro del gran cuerpo de la Iglesia. La Iglesia es realmente madre, una madre que nos da la vida en Cristo que nos hace vivir junto a otros hermanos en la comunión del Espíritu Santo.
La maternidad de la Iglesia está en continuidad con la de María... la Iglesia en la fecundidad del Espíritu Santo, sigue generando nuevos hijos en Cristo... El nacimiento de Jesús en el vientre de María, en efecto, es preludio del renacer de cada cristiano en el vientre de la Iglesia. Entendemos entonces por qué la relación que une a María y a la Iglesia es tan profunda. Mirando a María, descubrimos el rostro más bello y más tierno de la Iglesia, mirando a la Iglesia, reconocemos las características más sublimes de María. Los cristianos no somos huérfanos.
Desde el Bautismo, la Iglesia como madre nos hace crecer en la fe y nos indica con la fuerza de la Palabra de Dios, el camino de salvación, defendiéndonos del mal. La maternidad de la Iglesia se manifiesta de forma particular en el servicio de evangelización, al cual se dedica como una madre que ofrece a sus hijos el alimento espiritual que nutre y hace fructificar la vida cristiana. Y es con la fuerza del Evangelio y el apoyo de los Sacramentos que la Iglesia nos guía y acompaña por el camino de salvación y nos da la capacidad de defendernos del mal como una madre valiente que defiende a sus propios hijos de los peligros del mundo.

A pesar de que Dios haya vencido a Satanás, éste siempre regresa con sus tentaciones, por tanto, no debemos ser ingenuos, sino estar atentos y permanecer firmes en la fe con los consejos y la ayuda de la madre Iglesia que, como tal, acompaña a sus hijos en los momentos difíciles. La Iglesia somos todos los bautizados, y no, debemos ser cobardes y tenemos que dar testimonio de esta maternidad. Confiemos en María para que nos enseñe a imitar su espíritu materno hacia nuestros hermanos, con la capacidad sincera de acoger, de perdonar, de dar fuerza e infundir confianza y esperanza.

viernes, 22 de noviembre de 2013

HIJOS, ESPEJO VIVO DE LOS PADRES!!!

Todos los hombres formamos una sociedad en la que debe existir todos los medios para hacernos la vida agradable y ser felices. Si le preguntas a un médico por ejemplo, para que ha estudiado medicina, responderá, para curarte cuando te pongas enfermo. Si le preguntas a un profesor, para qué ha estudiado letras, te responderá, para enseñarte a leer y escribir y ser un hombre culto. Y así podemos preguntarle a cada uno, de acuerdo a su profesión y responderá lo mismo, porque cada uno se realiza en su ámbito. De aquí podemos deducir la importancia que tiene el estudio y la educación. En la vida, Dios te ha dado la inteligencia para que la cultives con el estudio y la formes de acuerdo a una conducta moral, que nos indica un orden en la sociedad. Bien decía Aristóteles, que una sociedad sin moral es como una sociedad sin ley. El estudio tiene una misión social que no debe faltar en ningún hombre. Todos los hombres deberíamos vivir en naciones o pueblos donde no falten los medios para vivir dignamente.
La primera educación en el ser humano comienza en su casa, por eso, la educación de los hijos es una responsabilidad grande que tienen los padres, por consiguiente, la mejor herencia que puede un padre dejar a su hijo es una buena educación. Por eso los que se casan, han de ir bien preparados, para cumplir esta tarea tan divicil, de formar bien a sus hijos. En la familia es donde se forjan los grandes santos y los grandes delincuentes. No olviden los padres de familia que los hijos son el espejo donde se ve reflejada su imagen. El hombre debe tener ideales nobles, no estudiar por estudiar, sino para hacer el bien a los demás.
La educación de los hijos es una tarea muy difícil. El fin del matrimonio es tener hijos  y educarlos. Se extiende a toda la vida humana, natural y sobrenatural. Los padres deben de vigilar y atender las necesidades de los hijos por insignificantes que sean, pero sobre todo el ambiente familiar y el ejemplo de los padres, sabiendo que la educación familiar es la primera y más eficaz. No se le puede decir al niño, ve a misa si los padres se quedan en casa. No olviden los padres de familia, que los hijos son el espejo vivo de ustedes. De la educación de los hijos depende la sociedad del mañana.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿EN QUÉ CREEN LOS QUE NO CREEN?

















Desde hace un tiempo me sentía movido por el afán intelectual, y me atraía escribir sobre la realidad que la vida cristiana esta pasando, sobre todo al momento de defender la verdad, que es la única que hace libre al hombre, y me refiero sobre todo al enfriamiento de los que poseen la verdad.
Al recibir una revista de un buen amigo sacerdote de noventa y dos años, que reside en Granada España, Antonio Covo, un gran sacerdote, que me motivó a escribir esto, puesto que él trata el tema sobre la verdad en su revista tan valiosa.
Es lo que debemos hacer los cristianos, comportarnos valientemente como tales, sabiendo que nuestra creencia es ser testigos de Cristo, con nuestras palabras y con nuestras obras. Manifestarse como cristiano ante un mundo materialista supone muchas veces riesgo y críticas, y quizá es la debilidad de muchos hombres y mujeres que no son capaces de defender su fe con valentía por miedo al que dirán sus amigos de círculo social, o incluso con los de su misma casa. A menudo supone ir contra corriente de la mayoría de hombres que prefieren no exteriorizar su Fe aun cuando interiormente la tengan, el que se proclame cristiano, está sometido con frecuencia al juicio de los demás, que no toleran el más mínimo desliz en su conducta. 
Por desgracia hoy en día hay muchos cobardes que profesan la fe católica y son los que en lugar de defender su fe la viven atacando; vivimos metidos en un relativismo religioso, que con frecuencia queremos tener un Dios a nuestra manera, que cubra nuestra indiferencia, queremos tener una Iglesia al gusto, que esté de acuerdo con mi subjetividad, con mis caprichos y vamos imponiendo una verdad subjetiva que en el fondo no existe, porque la verdad es siempre objetiva. En nuestros días existe mas valor en los demoledores de la fe, que en los que poseemos la verdad que proviene de Cristo. Con frecuencia hacemos eco del título de católicos, y vivimos atacando a la Madre la Iglesia, y lo hacemos por todos los medios, y vamos utilizando los medios sociales, y los medios tradicionales, radio, televisión etc. para atacar a la Iglesia, parece que ya nadie se atreve a salir a defender en público la verdad. Se oye, se ve y se calla. La raza de los cristianos más extendida por el mundo es ésta: la de cobardes.
El Señor nos anima a ser valientes. La Providencia esta de nuestra parte, hay que defender de todas maneras la verdad. 

jueves, 16 de mayo de 2013

APLAUDIR CUANDO NOS LEVANTAMOS

Cuentan que cierto fraile fue enviado a predicar a una cárcel. Los presos, obligados por la dirección, esperaban en la capilla. El buen predicador se dirigió al púlpito con tan mala suerte que al subir las escaleras, tropezó y calló rodando. Las carcajadas de los internos fueron estruendosas al ver al predicador por los suelos. 
El buen fraile se levantó vigoroso, escaló raudo los peldaños del púlpito y dijo:
"Os habéis reído porque caí. Pero no habéis aplaudido porque me he levantado. Eso es lo que vine a deciros, esa es la esencia de mi sermón para vosotros: el hombre puede levantarse tras su caída. No importa que haya cometido muchos yerros muy graves e, incluso, crímenes; siempre puede levantarse, enmendar su vida, rehabilitarse. Pensad en eso. Pensad si acaso vosotros aún seguís en el suelo, sin voluntad de levantados. Pensadlo".
Nuestros pensamientos son los arquitectos de nuestro destino y debemos educarnos para hacer lo imposible porque lo posible es ganancia de mediocres; por eso ser uno mismo, sin miedo a estar en lo correcto o en lo erróneo, es más admirable que optar por la fácil cobardía de rendirse a la conformidad.
Dicen que todos nacemos con alas y que nuestra más importante tarea es aprender a volar. Y ese aprendizaje no está exento de fracasos y desalientos, porque siempre el camino de cualquier triunfo está lleno de derrotas. Suele decirse que caer es muy humano: pero más humano, aunque menos fácil, es levantarse. La talla del hombre se ve cuando se incorpora, no cuando está a gatas. El que después de una caída es capaz de levantarse, merece respeto y admiración.
Dios cuenta con nuestra caída y también cuenta con que queramos levantarnos. por eso y para eso inventó el sacramento de la Penitencia o Confesión. A él vamos a levantarnos y a buscar fuerza -gracias de Dios- para seguir de pie.
Porque es muy fácil reír cuando caemos, pero hace falta mucha energía para aplaudir cuando nos levantamos.

¿MERECE LA PENA CONFIAR?

Hay muchas razones para creer en Dios: entre otras, como decía el cardenal Newman, creer en uno mismo. La propia vida se torna muy difícil de entender sin un motivo que justifique y cuadre las cuentas de este mundo.
Confiamos en que mañana saldrá el sol y, después, volverá la noche. Confiamos en que a un hijo nuestro le irá bien en la vida, algo mas incierto e importante que la regular trayectoria solar. Confiar en un Dios al que le importo, es algo todavía mas importante pero menos evidente. No es evidente porque Dios no es un hecho ni un dato que yo pueda poseer. Es una fuente de sentido del mundo y de nuestras vidas a la que me tengo que dirigir como tal. Como Dios no es tan sólo un ser trascendente y metafísico, puedo encontrarlo también en lo material y cercano: en la sonrisa de un anciano o en un contratiempo que me da la oportunidad de demostrar que mi alma puede sobreponerse a la materia cantando bajo la lluvia, aunque sea por poco tiempo. 
Si Dios existe, cree en mí; si yo existo, creo en Dios. Puedo estar sano como un roble y robusto como un Sansón; o puedo encontrarme francamente mal. Es posible que saque una oposición de notario o que me echen de un trabajo, pero si confiamos y estamos con Dios, él nos sostiene. El ser humano como es normal, cuando se dirige a Dios lo hace como cuando se dirige a un amigo, y esta bien, el problema esta cuando le pide, espera que Dios le resuelva los problemas de inmediato, como respondería el amigo, o cuando se siente necesitado de algo, quiere soluciones inmediatas, pero nunca pensamos que Dios es un ser que no esta sujeto al tiempo, esta fuera del tiempo, y actúa providentemente, soluciona los problemas de los hombres desde su providencia; Dios es Omnipotente y todo poderoso y no nos deja solos nunca. Dios existe, porque yo existo.  

jueves, 25 de abril de 2013

LA ESPERANZA DA SENTIDO A LA VIDA

No es la ciencia, las leyes, las estructuras, lo que redime al hombre, sino el amor. Esta afirmación, dice el Papa en Spe Salvi, es válida incluso en el ámbito intramundano. Pero también el amor el frágil, por lo que el ser humano necesita un amor incondicionado para poder esperar, ése al que se refiere San Pablo cuando dice que nada podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús. Para tener verdadera esperanza, necesitamos aspirar a la vida en su verdadero sentido, aquella derivada de quien es fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, escribe el Pontífice, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vda.
Esta relación con Dios, mediante la comunión con Cristo, evita todo individualismo al hacernos participar de su ser para todos. La unión verdadera con Dios se traduce, pues, en responsabilidad con los hombres. Así fomentamos esperanzas, las necesitamos, pero sin la gran esperanza en Dios, aquellas se quedan sin fundamento y sin trascendencia, cansan, no llenan.
No podemos, vivir como si Dios no imperase porque nuestra existencia es absolutamente distinta según nuestra relación con Él. Es elegir el sentido o la falta del mismo.